«La ocasión: 1095» - Hilaire Belloc (1870-1953)
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El impulso del que nació la Cruzada fue obra de un solo hombre. No es frecuente que, en historia, pueda decirse esto en forma tan categórica como puede decirse de los sucesos de 1095. Los grandes movimientos de esta naturaleza surgen de la profunda e infinitamente compleja masa de lo humano. Tantas veces se ve surgir una tendencia, se advierte que obran por debajo fuerzas confusas, se percibe cierta convergencia general que precede y forma un movimiento cataclísmico. Es como si miráramos una de esas grandes olas que hacen surgir sus crestas de las profundidades, monstruosas y ciegas. Ocurrió así con la revolución religiosa del siglo XVI y con el derrumbamiento occidental del gobierno central de Roma en el siglo V. No ocurrió así con la Gran Cruzada. Existían todas las tendencias, así como las confusas convergencias de fuerzas, pero el comienzo de la acción, la chispa, la empresa, fue obra de una sola voluntad y de una so...