«Ceniza» - Juan Carlos Goyeneche (1913-1982)
No está de más traer aquí, a un periódico político, la memoria de la ceniza. La ceniza es el último fin de la materia. Con ella la Cuaresma nos recuerda –a ese hombre olvidadizo e inestable que es cada uno de nosotros– que todo terminará aquí abajo por un puñado de polvo. Pero la ceniza es también penitencia, el espíritu de compunción por la culpa, es decir, uno de los medios de purificar el alma. La ceniza es el ayuno, la abstinencia, la limosna. La aceptación voluntaria de los padecimientos y el cumplimiento fiel de nuestras obligaciones. El cumplimiento fiel de nuestras obligaciones, hemos dicho. ¿Cuáles son las nuestras? A nosotros, en nuestra actuación pública nos obliga Dios y nos obliga la Patria. En tal sentido, la ceniza aceptada, con su simbolismo de redención y de culpa, nos trae un ansia nueva de ser cristianos, de ser argentinos, de ser hombres. Cristianos sin compromiso; argentino...