«El Renacimiento, renació la llaga del antiguo pecado» - Fray Mario José Petit de Murat (1908-1972)
I- Se ha querido darle el carácter de una de las tantas Eras o acontecimientos de la Historia, cuando en realidad es un suceso del espíritu. Hechos como la ruina de Nínive o la batalla de Waterloo son históricos porque están evidentemente motivados por causas históricas. En cambio, no podemos enumerar entre ellos a uno muy excepcional, el cual se debe a una acumulación enorme de causas espirituales, todas ellas anticristianas. Entendamos bien: las causas anticristianas se encuentran en los mismos cristianos vueltos contra el Cristianismo. El Islam, por ejemplo, no puede considerarse una fuerza de esa índole, no pasa de ser una concurrencia histórica con aptitud para lesionar nada más que la realidad externa y temporal –es decir, histórica– de la Cristiandad. Otro tanto acaece en el orden de las ideas, entre la mentalidad griega y la cristiana. Nunca la una podrá destruir a la otra, porque pertenecen a géneros distintos que no se rozan ni se contradicen. No hay antagonismo po