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Mostrando las entradas de noviembre, 2019

«Literatura desagradable» - P. Leonardo Castellani (1899-1981)

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Como podrá apreciarse de la lectura del artículo que hoy publicamos, y que fuera escrito allá por el año 1953, ha pasado mucha agua bajo el puente, y, para decirlo de un modo más que figurado, «de aquellos polvos, hoy tenemos estos lodos» nauseabundos... «Hay algo que no anda marchando bien en las máximas esferas – dice el gran Kai-Lung, de Ernesto Brahama– cuando los hombres  se vuelven mujeres y las mujeres hombres». Traducido y publicado en Méjico por una compañía estadounidense, se ha difundido recientemente entre nosotros un voluminoso « estudio»  (?) sociológico-psicológico-jurídico [1] perteneciente a la desagradable literatura de nuestros días acerca de la sodomía. Este señor del hemisferio norte, que se cubre con un pseudónimo, defiende el vicio contra natura, se ufana de él y reclama para él « la igualdad»… ¿Qué igualdad? ¡Santo cielo! Con gran éxito, la Revolución Francesa predicó al mundo la igualdad; pero nunca jamás la explicó. Se está haciendo necesaria

«El móvil de Francia en el bloqueo de 1838» - Alberto Ezcurra Medrano (1909-1982)

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En un nuevo aniversario de la batalla de la Vuelta de Obligado, y en el día de la Soberanía Nacional, «Decíamos ayer...», publica, a modo de homenaje, este esclarecedor artículo donde se devela la verdadera causa del bloqueo francés al puerto de Buenos Aires y al litoral del Río de la Plata.      El 30 de noviembre de 1837 –según nos dice la historia– el vicecónsul de Francia en Buenos Aires, Aimé Roger, envió una insolente nota al gobierno de D. Juan Manuel de Rosas.      Por ley del 1° de abril de 1821 se había extendido «la obligación de enrolamiento y servicio en la guardia nacional a los extranjeros propietarios de bienes raíces, dueños de tienda de menudeo o por mayor, que ejercieren arte mecánica o profesión liberal, y en general a todos los que hubiesen residido más de dos años consecutivos en la provincia de Buenos Aires».    Esta ley era perfectamente equitativa, pues concedía a los extranjeros ciertos derechos que por entonces eran privilegio exclusivo de los ciu

«La idolatría en el hombre» - Fray Mario José Petit de Murat (1908-1972)

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   Dios ha puesto en nuestros corazones un deseo real y profundo de felicidad y de paz. Y este deseo natural de felicidad es verdadero porque ha sido puesto por Dios y nos impulsa a la búsqueda del bien y de una manera oscura a la búsqueda y al amor de Dios mismo, único objeto que puede hacernos real y profundamente felices. Por consiguiente, el deseo natural de felicidad es algo bueno e incluso indestructible como el ser y el alma misma que tenemos. Por eso siempre hay en nosotros un trans-fondo religioso, incluso en los ateos y pecadores, si bien muchos no se dan cuenta de ese impulso vital y profundo de su ser hacia Dios, impulso que es anterior incluso a nuestra propia libertad humana.     Pero en el plano de nuestra libertad nosotros tenemos que elegir el objeto concreto de nuestra felicidad humana. En este sentido nosotros nos colocamos frente a Dios y frente a las creaturas y puestos así tenemos que elegir, tenemos que decidir libremente a quién vamos a poseer o con quién vam

«No se trata de nosotros solamente...» - Paul Claudel (1868-1955)

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Este poema es una muestra del sentido inmediato y personal que de la existencia de Dios posee el poeta. En su aleccionante sencillez, es también un ejemplo de la conmovedora familiaridad de Claudel frente a lo eterno: transitoria y perecedera, pero también ella misericordiosa, la criatura sabe apiadarse ante los dolores tan paternalmente asumidos por Dios en su compasión infinita. (Ainsi donc encore une fois...) Señor, no se trata de nosotros solamente, se trata de Ti mismo, Dios Eterno. Nosotros que somos padres de pequeñuelos, cuando Tú dices que eres el Padre supremo, ¿Cómo quieres que Te comprendamos, si no de la manera más humilde y más literal, Y, puesto que eres verdaderamente Nuestro Padre, cómo creer que puedas desearnos algún mal? A nosotros que somos padres de pequeñuelos, cuando uno de ellos está enfermo y dolorido, El pan nos parece envenenado y el vino se nos vuelve insípido. Y si ocurre lo que ni siquiera me atrevo a decir Es en nosotros donde el cu