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Mostrando las entradas de abril, 2023

«Poetas, metafísicos y guerreros» - P. Carlos M. Buela (1941-2023)

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Ha muerto nuestro querido P. Buela. Sacerdote de Cristo, sacerdote para siempre. Bien le caben las palabras del Apóstol San Pablo: «He combatido el buen combate, he terminado la carrera, he guardado la fe. En adelante me está reservada la corona de la justicia, que me dará el Señor, el Juez justo» (2 Tim. IV, 7). Vaya en su recuerdo, y como honra de su memoria, éste, uno de sus numerosos textos que muestra muy bien su anhelo y afán para sus hijos espirituales sacerdotes. Queridos hermanos: nos encontramos como peregrinos ante el Señor y la Virgen del Milagro, porque cuatro hijos de este pueblo fueron consagrados sacerdotes. Hemos venido como peregrinos ante el Señor y la Virgen a «cumplir nuestras mandas», como se decía antes. Y de manera especial, yo vengo para pedirle al Señor y la Virgen para estos jóvenes sacerdotes y para todos nosotros sacerdotes que los acompañamos, y para los demás –ya que son cuarenta y cinco los que han sido ordenados sacerdotes este año para nuestra pequeñ

«La hora de los enanos» - José Antonio Primo de Rivera (1903-1936)

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Nuevamente es «La hora de los enanos». La hora del odio y de la venganza. La hora de los pequeños con poder, de los peleles con mando, de los monigotes serviles... Vayan pues, estas recias y piadosas líneas, de llamativa actualidad, y escritas en defensa y honra de su padre,  como reparación de este nuevo ultraje, y como homenaje a su memoria . Fue misericordia de Dios el llevárselo a las regiones de la paz eterna. Tras un breve martirio, el descanso. ¡Eran muchos sus merecimientos para que la divina generosidad no le indultara de este espectáculo! Todo bulle como una gusanera. Como si no hubiera pasado nada. Los mismos hombres, las mismas palabras vacías, los mismos aspavientos. ¡Y todo tan chico! Contra la obra ingente de seis años –orden, paz, riqueza, trabajo, cultura, dignidad, alegría–, las fórmulas apolilladas de antaño, las menudas retóricas de antaño, las mismas sutilezas de leguleyo que ni el Derecho sabe. Aquí están los políticos a quienes nadie desconoce. Todos pasan de sex

«La Masonería en España y en el Río de la Plata» - Jordán Bruno Genta (1909-1974)

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A comienzos del siglo XVIII, y en Inglaterra, desde donde se irradia hacia el mundo entero, la Masonería deja de ser la antigua corporación de artesanos y se convierte en una institución ideológica y política (o filosófica y social, como dicen sus adeptos) que aspira a ser profesión común de todos los hombres sin distinción. La acción corrosiva de esta institución que se disimula en el secreto, llegó a hacerse sentir principalmente en las naciones europeas que la Reforma no había conseguido segregar de Roma, hasta el punto de provocar la reacción de la Iglesia Católica. En la constitución «In eminenti apostolatus specula» , dada por el Papa Clemente XII en el año 1783, se condena, por vez primera, a los miembros de las logias francesas. A partir de entonces la Iglesia ha denunciado y condenado periódicamente, y en forma cada vez más amplia y radical, las actividades de la siniestra institución. Si en los siglos anteriores no se registran sanciones es porque no ha existido en la

«Dedos, manos y clavos» - Mons. Fulton J. Sheen (1895-1979)

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La primera aparición de nuestro Señor en el cenáculo fue hecha sólo a diez de los apóstoles; Tomás no estaba presente. No estaba con los apóstoles, pero el evangelio supone que debiera estar con ellos. Se ignora la razón de su ausencia, pero probablemente se debía a su falta de fe. En tres pasajes distintos del evangelio se describe a Tomás como uno que siempre veía el lado sombrío de las cosas, tanto en lo referente al presente como al futuro. Cuando nuestro Señor recibió la noticia de la muerte de Lázaro, Tomás dijo que quería ir a morir con Él. Más adelante, al decir nuestro Señor que volvería al Padre a preparar una morada para sus apóstoles, la respuesta de Tomás fue que él no sabía a dónde iba el Señor y que tampoco sabía el camino. Tan pronto como los otros apóstoles estuvieron convencidos de la resurrección y gloria de nuestro Salvador, fueron a anunciar esta nueva a Tomás. Éste les dijo que no se negaba a creer, pero que no le era posible creer a menos que tuviera una prueba

«La oración en el huerto» - Gerardo Diego (1896-1987)

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Con la presente publicación «Decíamos ayer...» desea a sus lectores una fervorosa Semana Santa y una muy feliz y santa Pascua de Resurrección. Por la puerta de la Fuente fueron saliendo los once. En medio viene Jesús abriendo un surco en la noche. Aguas negras del Cedrón, de su túnica recogen espumas de luna blanca batida en brisas de torres. Jesús viene comprobando, Pastor, sus ovejas nobles, y se le nublan los ojos al no poder contar doce. «Pues la Escritura lo dice, me negaréis esta noche. Herido el Pastor, la grey dispersa le desconoce.» Entre los mantos, relámpagos de dos espadas relumbran. La luna afila sus hielos en las piedras de las tumbas. Ya las chumberas, las pitas erizan sienes de agujas y quisieran llorar sangre por sus coronadas puntas. Ya entraron al huerto donde las aceitunas se estrujan, Getsemaní de los óleos, hoy almazara de angustias. Ya Pedro, Juan y Santiago bajo un olivo se agrupan, como un día en el Tabor, aunque hoy sin lumbre sus túnicas. La noche sigue volan