«Comunidad y ‘Romanitas’» - Fray André-Jean Festugière O.P. (1898-1982)
La historia humana ha visto realizarse, durante algunos siglos, una comunidad que sobrepasó los marcos de la ciudad pequeña y autónoma para extenderse hasta los límites de lo que se denominaba la oikumene , es decir, no solamente «el mundo habitado» (como de ordinario se traduce esta palabra) sino el mundo gobernado por leyes conformes a la razón, en una palabra, «el mundo civilizado». Esto fue la comunidad romana, la Romanitas . Era una comunidad en el sentido propio, desde el momento en que todos los que formaban parte de ella, de hecho toda la población urbana, todos los ciudadanos de las ciudades que, en el Imperio, tenían rango de civitates y se administraban mediante magistrados elegidos, participaban realmente en la cosa pública y tenían conciencia de esta participación. El progreso que conduce a esta realidad y a la conciencia de esta realidad, termina a fines del siglo I de nuestra era. Emperadores, magistrados o simples ciudadanos, los autores de ese tiempo y del siglo II,