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Mostrando las entradas de 2023

«Herodes el Grande» - Giovanni Papini (1881-1956)

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«Entonces Herodes, viendo que los magos lo habían burlado, se enfureció sobremanera, y mandó matar a todos los niños de Betlehem y de toda su comarca, de la edad de dos años para abajo» (Mt. 2, 16). Herodes era un monstruo, uno de los monstruos más pérfidos que haya engendrado el calor abrasador de los desiertos de Oriente, que, en verdad, había engendrado más de uno horrible de ver. No era hebreo, no era griego, no era romano. Era un idumeo: un bárbaro que se arrastraba a los pies de Roma y remedaba simiescamente a los Griegos para mejor asegurar su dominio sobre los Hebreos. Hijo de un traidor, había usurpado el reino a sus patrones, a los últimos desgraciados Asmoneos. Para legitimar su traición caso con una sobrina de ellos, Mariamne, a quien, luego, mató por infundadas sospechas. Antes había hecho ahogar, a traición, a su cuñado Aristóbulo; había condenado a muerte a su otro cuñado José y a Hircán Segundo, último reinante de la dinastía vencida. No contento con la muerte de Mari

«El Árbol del Rey David» - Rubén Darío (1867-1916)

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«Subió también José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de Betlehem, porque él era de la casa y linaje de David…» (Lc. II, 4). Con esta publicación, «Decíamos ayer…» desea a todos sus lectores una muy feliz y santa Navidad. Un día –apenas había el viento del cielo inflado en el mar infinito las velas de oro del bajel de la aurora– David, anciano, descendió por las gradas de su alcázar, entre leones de mármol, sonriente, augusto, apoyado en el hombro de rosa de la sunamita, la rubia Abisag, que desde hacía dos noches, con su cándida y suprema virginidad, calentaba el lecho real del soberano poeta. Sadoc, el sacerdote, que se dirigía al templo, se preguntó: ¿Adónde irá el amado señor? Adonías, el ambicioso, de lejos, tras una arboleda, frunció el ceño, al ver al rey y a la niña, al frescor del día, encaminarse a un campo cercano, donde abundaban los lirios, las azucenas y las rosas. Natán, profeta, que también les divisó, inclinóse profundamente, y bendijo a J

«La virtud teologal de la esperanza» - Carlos Alberto Sacheri (1933-1974)

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«… por encima de todo rechazamos que la Iglesia deba intentar salvarse convirtiéndose al Mundo, puesto que –como aprendimos en el humilde catecismo de nuestra niñez– solamente la Iglesia ha recibido la promesa de la vida eterna, y siempre responderemos a este mundo sin brújula, con estas palabras de Bernanos: “No son nuestra angustia ni nuestro temor lo que nos hace aborrecer al mundo moderno; lo aborrecemos con toda nuestra esperanza”». En un nuevo aniversario de su asesinato, vaya, en su memoria y homenaje, este esperanzador artículo.  Querría atraer nuestra atención hacia un aspecto de la realidad contemporánea, que sin duda está presente en el espíritu de todos, pero que es de una importancia tal que casi nos fuerza a retornar a él sin cesar con el fin de profundizarlo en todos sus aspectos. Puede resumirse en pocas palabras: asistimos al más formidable intento de aniquilar la virtud teologal de la esperanza en la conciencia de los hombres. Hace algunos años que jean Madiran lo sub

«La España misionera» (fragmento) - Ramiro de Maeztu (1875-1936)

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Vaya esta publicación en honor de la Emperatriz de América, Nuestra Señora de Guadalupe, cuya fiesta ayer celebramos, y en homenaje y agradecimiento a la España misionera, evangelizadora y conquistadora. Una obra incomparable No hay en la Historia universal obra comparable a la realizada por España, porque hemos incorporado a la civilización cristiana a todas las razas que estuvieron bajo nuestra influencia. Verdad que en estos dos siglos de enajenación hemos olvidado la significación de nuestra Historia y el valor de lo que en ella hemos realizado, para creernos una raza inferior y secundaria. En el siglo XVII, en cambio, nos dábamos plena cuenta de la trascendencia de nuestra obra; no había entonces español educado que no tuviera conciencia de ser España la nueva Roma y el Israel cristiano. De ello dan testimonio estas palabras de Solórzano Pereira en su Política indiana : «Si, según sentencia de Aristóteles, sólo el hallar o descubrir algún arte, ya liberal o mecánica, o alguna pi

«Homo plenus» - Francisco Ruiz Sánchez (1929-1982)

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He aquí un magnífico y preciso retrato del «Hombre pleno», cuya lectura nos evoca luminosamente la nobleza y magnanimidad de la figura del héroe y del santo. No sólo está vacío el hombre moderno. Ignora además su vaciedad. Y esto es lo más grave. Porque no puede oponer resistencia a su mal. Por eso hay que mostrar sus miserias. Tarea ésta sin duda antipática y resistida. Lo cual revela que son miserias ignoradas. O que se encuentra el espectáculo muy desagradable, y se quiere suavizar el diagnóstico. Y ésta es otra manera de aumentarlas. Todos los desiertos tienen límites. También la vaciedad humana tiene excepciones que limitan la uniformidad de su pobreza. También el hombre moderno, el hombre corteza, tiene su negación. Que en este caso es afirmación. A la que no le cabe ningún calificativo. Sólo el sustantivo. Porque muestra ser sustancia. Pero se lo llama con cualificativos: hombre pleno, hombre cabal, hombre íntegro. Lo cual confirma nuestro aserto. Es la excepción. Hay que

«Introducción al “Diario de la Cárcel”» - P. Alberto Ezcurra (1937-1993)

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Hace 85 años (30 de noviembre de 1938) era vilmente asesinado Corneliu Zelea Codreanu, aquel gran rumano, fundador y Capitán de la Legión del Arcángel San Miguel. Vayan pues, como un sentido homenaje  en su memoria , estas magníficas y emotivas líneas escritas como presentación de su libro «Diario de la Cárcel», cuya lectura recomendamos vivamente, para lo cual su texto completo podrá descargarse al pie de la página.  Estas notas, escritas en la cárcel de Jilava durante los meses que precedieron a su muerte, constituyen el mensaje póstumo de Cornelio Codreanu, Jefe y Capitán de la Legión del Arcángel San Miguel, la famosa «Guardia de Hierro» rumana. ¿Quién fue Cornelio Codreanu? ¿Qué vigencia tienen su doctrina y su figura para la actual juventud argentina, desconocedora en su gran mayoría de los lazos culturales y espirituales que nos unen con la estirpe rumana, enclave latino en el misterioso mundo eslavo? ¿Cómo puede surgir su figura desde las tinieblas exteriores de una historia