«Carta a su hermana» - San Carlos de Foucauld (1858-1916)
Al hacer propios los anhelos y los sabios consejos dados por el santo a su hermana, «Decíamos ayer...» desea para todos sus lectores una muy feliz y santa Navidad.
Confío que harás a tus hijos un
nacimiento y un árbol... Son dulces recuerdos que se tienen durante toda la
vida... ¡Todo lo que conduce a amar a Jesús, todo lo que hace amar el hogar
paterno es tan saludable...! Estos goces de la infancia, en donde en la
religión se une lo que hay en ella de más dulce con lo que tiene mayor ternura
en la vida de familia, causa un bien que dura hasta la vejez...
Pero habrá Navidades más
hermosas todavía: serán las del cielo... Querida mía, haz a tus hijos un
hermoso nacimiento y árbol y un buen regalo, y haz todo lo posible para que sus
fiestas de Navidad sean dulces y suaves, dejándoles ese recuerdo inefable, de
una suavidad infinita... Pero, sobre todo, prepárales
un buen regalo de Navidad en el cielo, santificándote lo más posible y
educándoles para ser santos; educándoles, no para ser del mundo, eso no vale la
pena; el mundo pasa rápidamente; por otra parte, no es digno de nosotros, no
merece nuestro aprecio, ni aun nuestras miradas. Estamos destinados para
algo mejor que eso; nuestro corazón tiene sed de más amor que el que el mundo
puede darnos; nuestro espíritu tiene sed de más verdad que la que el mundo
puede mostrarnos; todo nuestro ser está sediento de una vida más larga que la
que la vida puede hacernos esperar; no eduques a tus hijos para lo que es despreciable...
* En «Escritos Espirituales», 5ª edición, Editorial Herder – Barcelona – 1988.
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