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Mostrando las entradas de junio, 2024

«No libertad sino libertades» - Eugenio Montes (1900-1982)

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«...Esa cosa vaga, enorme, que es La Libertad, con mayúscula, resulta en la vida civil un sueño. Sueño de la razón que produce monstruos...». Desde la Revolución francesa, gran matanza romántica entre citas clásicas, hasta que mi generación advino a la vida civil, el mundo occidental vivió con la pasión obsesionante de la palabra libertad , que a su vez dejó casi moribunda a Europa. Pues la libertad, así, en singular y en abstracto, es, en su origen y quizá en su fin, una cosa más bien americana que europea, criatura de la selva virgen más que de la ciudad, flor de manigua, selva o pradera intacta y no de ajardinada civilización. Yo confieso que no sé oír el suspiro por la Libertad, en mayúscula, sin pensar en Pablo y Virginia [1] , entre lianas, frutas lascivas, florestas tropicales, y en la tierra donde el Mississippi llora lágrimas amargas por la pobre Manon Lescaut o en el desnudo «bon sauvage et bon républicain» de Juan Jacobo. El vocablo huele a Constitución de Virginia, a planta

«Después de la Batalla de Puerto Argentino» - Alberto Caturelli (1927-2016)

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Este 14 de junio se cumplirán 42 años de la Batalla de Puerto Argentino, con la cual finalizó la guerra justa que habíamos emprendido contra el invasor inglés. Vayan pues estas líneas, escritas en aquellos tiempos, en recuerdo y homenaje de nuestros combatientes que heroicamente supieron defender y ofrendarse por nuestra Patria.   A pesar de las victorias parciales y del gran triunfo aeronaval argentino, la victoria final no nos fue dada. La tragedia de Puerto Argentino se ha abatido sobre toda la nación. Dios, en su insondable sabiduría, sabe por qué. Hasta el último argentino está convencido, con o sin guerra, que este proceso que comenzó en 1833 no sólo no ha terminado sino que ha recomenzado y que debe seguir rogando por la victoria. Sin embargo, más allá de las pasiones y pequeñeces de los hombres, de las contradicciones en las que caen cuando el dolor domina, es menester preguntarnos por el significado que tiene, en sí mismo, este acontecimiento. ¿Qué debemos pensar? ¿Qué debem

«Por Dios y por España» - Rafael García Serrano (1917-1988)

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«Por Dios y por España se hizo frase habitual y estaba en las conversaciones, en las arengas, en los artículos de fondo y en las crónicas...». Si en la zona comunista las esquelas sin cruz eran como fríos corrales de la desesperación, en la zona nacional, bajo el nombre de los muertos en combate se leía: «Murió por Dios y por España». Los muertos quedaban en los urgentes cementerios del frente o, también, eran llevados a sus pueblos. Jorge Vigón ha escrito en su biografía de Mola, este párrafo estremecedor: «En cualquier carretera de la zona en que dominaban nuestras tropas ningún viajero dejaría aquellos días de encontrarse más de un taxi de la matrícula de Navarra, de Logroño, de Vitoria, de Burgos o de Zaragoza, en el que viajaban unas mujeres enlutadas y llorosas, y sobre el techo del coche un ataúd modesto con un jirón de bandera amarilla y roja prendida sobre la negra tabla». Aquel «Murió por Dios y por España» era algo diferente de la esquela recogida por Agustín de Foxá en