«Carta a su hijo Christopher» (fragmento) - John R. R. Tolkien (1892-1973)
20Northmoor Road, Oxford.
Mi muy querido:
A veces me siento aterrado al pensar en la suma total de
miseria humana que hay en este momento en el mundo entero: los millones
separados los unos de los otros, estremecidos, prodigándose en días sin
provecho... aparte de la tortura, el dolor, la muerte, la desgracia, la
injusticia. Si la angustia fuera visible, casi la totalidad de este planeta
anochecido estaría envuelto en una oscura nube de vapor oculto de la mirada
asombrada de los cielos. Y las consecuencias de ella serán en lo fundamental
malas, históricamente consideradas. Pero la versión histórica no es por
supuesto la única. Todas las cosas y los hechos tienen valor pos sí mismos,
aparte de sus «causas» y «efectos». Ningún hombre puede estimar lo que está
realmente acaeciendo sub specie
aeternitatis. Todo lo que sabemos, y en gran medida por experiencia
directa, es que el mal se afana con amplio poder y perpetuo éxito... en vano:
siempre preparando tan sólo el terreno para que el bien brote de él. Así es en
general, y así es también en nuestras propias vidas... Pero aún hay alguna
esperanza de que las cosas mejoren para nosotros, incluso en el plano temporal,
por la clemencia de Dios. Y aunque necesitamos todo nuestro coraje y nuestras
agallas (la vastedad del coraje y la resistencia humanos es estupenda, ¿no te
parece?) y toda nuestra fe religiosa para enfrentar el mal que pueda
acontecernos (como les acaece a otros si Dios lo quiere), aún podemos rezar y
tener esperanzas. Yo lo hago. Y tú fuiste para mí un don muy especial en un
momento de dolor y sufrimiento mental; y tu amor, que floreció casi en el
momento en que naciste, me fue predicho, casi como si las palabras hubieran
sido pronunciadas, al punto que me siento consolado, aun cuanto esto fuera por
siempre así. Probablemente nos volveremos a encontrar bajo la mirada de Dios
«en entereza y unidad» antes de no mucho, mi muy querido, y es seguro que
tenemos un vínculo que perdurará más allá de esta vida, sometido, claro
está, al misterio del libre albedrío, por el cual cualquiera de nosotros podría
desechar la «salvación». ¡En ese caso, Dios dispondría las cosas de manera
diferente!
[...]
Cuídate en cuerpo y alma de todo modo adecuado y posible, por el amor que le tienes a tu padre.
* En «Cartas – Selección de Humphrey Carpenter con la colaboración de Christopher Tolkien», Ed. Minotauro, Barcelona, España, 1ª edición, 1993; págs.93-95.
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