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«La soberanía argentina» (fragmento) - P. Alberto Ezcurra (1937-1993)

En un nuevo aniversario del glorioso Combate de la Vuelta de Obligado, día de nuestra Soberanía Nacional, publicamos estas luminosas líneas, fruto de un sermón predicado en una de las «Misas por la Patria». [...] El Combate de la Vuelta de Obligado Y hoy, esa oración se eleva en este día que es como decíamos el Día de la Soberanía. El Día de la Soberanía y el aniversario del Combate de la Vuelta de Obligado. Aquel 20 de noviembre cuando las escuadras invasoras de las naciones en aquel tiempo más poderosas de la tierra, Inglaterra y Francia, entraban por el río Paraná. Y hubo allí algunos criollos, a cuyo mando estaba el general Mansilla, que establecieron en las orillas del río unas baterías. Eran pocos cañones, no más de veinte. Y cañones de poco alcance frente a los cañones poderosos de la escuadra europea. Y sobre el río, una serie de barcazas y lanchones sobre las cuales tremolaba la bandera argentina y estaban unidos por cadenas. Como un símbolo de una realidad más profunda, com

«Nacionalismo y Democracia» - Ernesto Palacio (1900-1979)

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«El nacionalismo es una doctrina precisa y clara; como tal, se dirige a la inteligencia más que al corazón, no obstante estar fundada en un hondo sentimiento de patria».  La ignorancia del significado tradicional de los términos, inherente a la decadencia de la cultura, se alía así al desparpajo con que se les adjudica sentidos arbitrarios, adecuados al fin que cada propagandista se propone. Tal ocurre hoy con la palabra «nacionalismo» y otras análogas, a las que se atribuye la influencia magnética de atraer voluntades o la virtud mágica de multiplicar los sufragios. Entre nosotros hemos visto calificar de nacionalista a un indianismo artificial y literario; o bien, con el calificativo de «continental», a un sospechoso americanismo «antiyanqui» bajo el cual podía adivinar el menos advertido una añagaza bolchevique para difundir, a cubierto de la solidaridad invocada, el virus prendido en algunos países del Norte. Ciertos grupos de estudiantes universitarios invocan un «nacionalismo ide

«Introducción al Martín Fierro – El poema y su autor» (fragmento) - Roque Raúl Aragón (1926-2007)

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En el «Día de la Tradición», a los 190 años del nacimiento de José Hernández, vaya esta esclarecedora publicación en su homenaje y recuerdo. El Martín Fierro fue un poema concebido y lanzado como libelo político. Por lo menos, su primera parte, que precedió en varios años a la otra. Su autor, José Hernández, procedía de dos familias que, sin ser antiguas, formaban la aristocracia burguesa de Buenos Aires y se hallaban ubicadas en los polos opuestos de los fuertes antagonismos políticos de su tiempo, con sus alternancias de guerra civil –complicada, para peor, con ataques colonizadores venidos de Europa. Por el lado de su padre, la familia era federal acérrima, entusiasta del gobernador Juan Manuel de Rosas. Por su madre, llevaba el apellido Pueyrredón, que bastaba para definir al partido opuesto, el unitario. Estos nombres, federal y unitario, poco o nada tenían que ver con los sistemas así denominados. Unos habían invocado la federación para sustraerse al dominio de Buenos Aires

«Pecado confesado» - Giovanni Guareschi (1908-1968)

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Un pequeño recuerdo, siempre grato, del gran Guareschi y de su inolvidable personaje: Don Camilo. Don Camilo era uno de esos tipos que no tienen pelos en la lengua. Aquella vez que en el pueblo había ocurrido un sucio lío en el cual estaban mezclados viejos propietarios y muchachas, don Camilo durante la misa había empezado un discursito genérico y cuidado; mas de pronto, notando justamente en primera fila a uno de los disolutos, había perdido los estribos, e interrumpiendo el discurso, después de arrojar un paño sobre la cabeza del Jesús crucificado del altar mayor, para que no oyese, plantándose los puños en las caderas había acabado el sermón a su modo, y tronaba tanto la voz que salía de la boca de ese hombrazo, y decía cosas de tal calibre que el techo de la iglesiuca temblaba. Naturalmente, don Camilo, llegado el tiempo de las elecciones, habíase expresado en forma tan explícita con respecto a los representantes locales de las izquierdas que, un atardecer, entre dos luces, mien

«La leyenda de la Tiranía» - Jordán Bruno Genta (1909-1974)

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Se ha cumplido el 50° aniversario del asesinato de Jordán Bruno Genta. Enseñaba él insistentemente que «La patria es su historia verdadera», y que «no es posible el buen amor a la Patria ni una política de la Verdad, sin historia verdadera», y afirmaba también que «Es justo y bello morir por la Patria; y por todo lo que es esencial y permanente en ella…». Vaya, pues, en su memoria y homenaje, esta magistral lección de nuestra historia. Caseros es el primer triunfo decisivo de la política liberal en la Historia Argentina; no sólo extiende su influencia a todas las manifestaciones de la vida nacional, sino que logra imponer una gran falsificación de nuestra conciencia histórica para encubrir con la leyenda del tirano Rosas, la conducta desleal y oportunista de los emigrados, convictos y confesos de haber alentado la intervención extranjera y de haber negociado la desmembración del territorio; lo cual unido al oro que han recibido de los agentes imperialistas en pago de su inapreciable

«Cuando la Patria grite ¡Ahora yo!» (fragmentos) - Enrique P. Osés (1899-1954)

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«...En nuestra patria, el liberalismo rompió la armonía de ese sistema cristiano, fuera del cual, todo es desorden, anarquía, caos y destrucción».   [...] Espada y Cruz Acaba de transcurrir un nuevo aniversario del Descubrimiento del Nuevo Mundo. Acabáis de celebrar un Congreso Eucarístico [1] . He aquí lo que yo llamo circunstancia providencial. Nuestra Patria, igual que toda América, surgió a la vida, por la Cruz y por la Espada. La conquista no fue una empresa mercantil o una operación comercial, sino la expansión natural, lógica, un maravilloso ímpetu espiritual de una fe magnífica. Tengamos bien presente esto. Guerreros y frailes, espada y cruz, conquistaron a América. Cuatro siglos después, iba a ser la Espada, otra vez, quien nos diera Patria. Iba a ser la Cruz, quien la fuera abriendo ante el camino. Y ya pueblo independiente, nuestra Patria fue haciéndose palmo a palmo, en el desierto, por la Cruz misionera y por la Espada guerrera. He aquí nuestra auténtica tradición, la