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Mostrando las entradas de septiembre, 2023

«Un tema actual: el declinar de Occidente» - Thomas Molnar (1921-2010)

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He llegado a la conclusión de que si se enumeran los grandes acontecimientos del siglo XX –acontecimientos planetarios–, y se suman entre sí, su resultado es el declinar de Occidente. ¿Cuáles son, ante todo, los acontecimientos que he escogido? La guerra del 14, que debilitó a todos los beligerantes europeos y provocó la implantación de dos potencias extraeuropeas, futuras tutoras del continente. Además, esta guerra hizo visible a los ojos del tercer mundo, que aún no era uno, los fallos de Europa, de su tecnología, de su administración, sobre todo de su unidad. Segundo acontecimiento, surgido orgánicamente del primero: la llegada al poder del bolchevismo (1917), ideología contraria a los supuestos cristianos y greco-romanos, a la articulación social típicamente europea. Desde entonces, no sólo los intelectuales europeos se verán atraídos por otro centro ideológico, sino que buen número de ciudadanos –ellos también– pensarán que la salvación vendrá de un lugar exterior que no será

«De los Partidos Políticos» - José Antonio Primo de Rivera (1903-1936)

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Hoy como ayer... la Argentina sumida en el «Gran Carnaval Electoral», con su desfile de comparsas de políticos enmascarados y disfrazados de hipocresía y falsedad; saltimbanquis volubles y oportunistas, travestidos ideológicos con espurias y artificiales promesas, con sus bailantas descontroladas al ritmo que imponen los poderosos intereses foráneos del poder internacional del dinero; cambalache que nos hunde cada día más en el sucio fango de la bojiganga partidocrática, y de la adoración y pleitesía al sufragio universal. Vayan, pues, estos luminosos postulados como bocanada de aire fresco entre tanta «atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna al final de una noche crapulosa». Para que el Estado no pueda nunca ser de un partido hay que acabar con los partidos políticos.  Los partidos políticos se producen como resultado de una organización política falsa: el régimen parlamentario. En el Parlamento, unos cuantos señores dicen representar a quienes los eligen. Pero la mayor parte de

«Morada de los hombres...» - Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944)

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Morada de los hombres, ¿quién te fundará sobre la razón? ¿Quién será capaz, según la lógica, de construirte? Existes y no existes. Eres y no eres. Estás hecha de materiales dispares; pero es preciso inventarte para descubrirte. Igual que aquel que destruyó su casa con la pretensión de conocerla posee sólo un montón de piedras, de ladrillos y tejas, y no sabe qué servicio esperar de ese montón de ladrillos, de piedras y de tejas, pues les falta la invención que los domina, el alma y el corazón del arquitecto. Porque faltan a la piedra el alma y el corazón del hombre. Pero como las únicas razones son las del ladrillo, la piedra y la teja y no las del alma o del corazón que los dominan, por su poder los transforman en silencio, y como el alma y el corazón escapan a las reglas de la lógica y a las leyes de los números, entonces, yo apareceré con mi arbitrariedad. Yo, el arquitecto. Yo, que poseo un alma y un corazón. Yo, único que posee el poder de cambiar la piedra en silencio. Llego y

«La Pasión de la Iglesia y el Mundo» (fragmento) - P. Julio Meinvielle (1905-1973)

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[...] El peligro del abuso de los enemigos de la Iglesia La Iglesia tiene enemigos, y los tiene muy poderosos. Y tiene enemigos sobrenaturales, con visión sobrenatural de la Iglesia. Ya lo dice el Apóstol: «No es nuestra lucha contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires» [1] . Y en la tierra hay enemigos de la Iglesia con visión diabólica. Y estos enemigos, los mismos que edifican la Contra-Iglesia, se proponen utilizar en la medida de lo posible a elementos de la Iglesia misma en la edificación de su Ciudad de la Contra-Iglesia. Y lo que, en el plano de la Iglesia es un acomodamiento misericordioso a la debilidad del hombre actual, en el plano de la Contra-Iglesia puede ser mirado como una victoria en contra de la Iglesia y punto de partida para otras y nuevas victorias. Porque el enemigo –y el progresismo cristiano va en esto a la zaga de los enemigos de la Iglesia–, va a tratar de