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«El culto del fundador - La Leyenda de Eneas» - Numa Dionisio Fustel de Coulanges (1830-1889)

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    El fundador era el hombre que consumaba el acto religioso, sin cuya celebración era imposible que existiese la ciudad. Él era quien colocaba el hogar en que debía arder eternamente el fuego sagrado; él era quien, mediante sus oraciones y sus ritos, invocaba a los dioses y los asociaba por siempre a la nueva ciudad.      Fácilmente se concibe el gran respeto que debía tributarse a este hombre sagrado. Vivo, los hombres veían en él al autor del culto y al padre de la ciudad; muerto, se convertía en un antepasado común para las generaciones sucesivas: era para la ciudad lo que el primer antepasado para la familia, un Lar familiar. Su memoria se perpetuaba como el fuego del hogar que él había encendido. Se le rendía culto, era considerado como un dios, y la ciudad le adoraba como su Providencia. Sacrificios y fiestas se renovaban cada año sobre su tumba [1] .       Es sabido que Rómulo fue adorado, que tenía un templo y sus sacerdotes. Los se...

El Patriotismo; el destierro
NUMA DIONISIO FUSTEL DE COULANGES (1830-1889)

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La palabra patria significaba, entre los antiguos, la tierra de los padres, terra patria . La patria de cada hombre era la parte del suelo que su religión doméstica o nacional había santificado, la tierra donde reposaban los huesos de sus antepasados, y ocupada por sus almas. La patria chica era el recinto familiar con su tumba y su hogar. La patria grande era la ciudad, con su pritaneo y sus héroes, con su recinto sagrado y su territorio marcado por la religión. «Tierra sagrada de la patria», decían los griegos. No era ésta una frase vana. Este suelo era verdaderamente sagrado para el hombre, pues estaba habitado por sus dioses. Estado, Ciudad, Patria; estas palabras no eran una abstracción, como entre los modernos; representaban con fidelidad un conjunto de divinidades locales, con un culto cotidiano y creencias arraigadas en el alma. Así se explica el patriotismo de los antiguos; sentimiento enérgico, que era para ellos la virtud suprema, a la que todas las virtudes se subordin...