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Mostrando las entradas de marzo, 2019

Las Traiciones del Proceso
RICARDO CURUTCHET (1917-1996)

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En un nuevo aniversario del llamado «Proceso de Reorganización Nacional», «Decíamos ayer...» publica el presente editorial. Bien se pueden apreciar allí las sustanciales diferencias existentes entre el pensamiento nacionalista –reflejado en aquellos tiempos, entre otros medios, en la Revista Cabildo– y el accionar político de aquel gobierno militar. No entenderá qué ocurre (ni que ocurrirá) en el país quien ignore dos premisas fundamentales de su realidad política y espiritual: 1) que la derrota de Puerto Argentino y, en general, el estado de postración, de fracaso y de humillación que vive y soporta la Nación, pertenece –en forma absolutamente necesaria– a la historia de la República Liberal: la Argentina está como está porque es liberal en el sentido en que se ha constituido y no aspira a ser algo más que un segmento del Sistema Liberal Internacional; 2) que el Proceso de Reorganización no es más que una etapa, quizá la culminación, del Régimen Liberal implantado en, sob

Carta a un escultor
DIMAS ANTUÑA (1894 - 1968)

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Hoy, Solemnidad de San José, «Decíamos ayer...» desea evocarlo y honrarlo mediante la presente publicación.     Mi querido amigo: Me dice Ud. que le han encargado una imagen de San José para una iglesia y que no sabe si aceptar o no ese trabajo que considera difícil; considérelo imposible, y luego acéptelo. No va Ud. por propia inspiración hacia San José (cosa que sería ir directamente a un fracaso, o a una obra falsa) sino que una circunstancia lo pone a Ud. delante del Santo. Ahora bien, yo creo que las circunstancias no existen y que delante de cada circunstancia debemos decir: Dominus est , y negarnos. Negar nuestros gustos, negar nuestras virtudes, negar hasta esa idea que nos hemos formado de lo que somos capaces de hacer. ¿San Pedro era capaz de caminar sobre el agua? No, por cierto. Pero era capaz de echarse al agua. Y eso es lo importante. Lo demás lo obrará el Señor en nosotros. Su imagen tiene un destino especial, será dedicada al culto. ¿Cuál es la función de una im

Oligarquías de comité
ERNESTO PALACIO (1900-1979)

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L os sectarios de la intangibilidad de la ley Sáenz Peña y del sufragio universalmente obligatorio profesan cándidamente la convicción de que con dicha panacea tienen asegurado el gobierno propio para toda la eternidad y están seguros de que al depositar sus votos en las urnas realizan un acto de positiva soberanía. Esta misión, hábilmente alimentada por los profesionales de la política, constituye la sustancia de la ideología democrática dominante en todos los sectores de la opinión pública y explica el optimismo general que acompaña a las convocatorias de elecciones. Cada ciudadano se cree dueño de su sufragio y capaz de influir, en la proporción que le corresponde, sobre el destino de la República. Esto lo tonifican, haciéndole adquirir sobre su importancia individual, una opinión elevada, que los políticos confirman con sus lisonjas de postulantes. P ero si el ciudadano en cuestión prescindiera para juzgar el alcance de su soberanía, de la adulación de los políti

«Sentido del ayuno» - Josef Pieper (1904-1997)

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Ayuno y alegría del corazón La «alegría del corazón», hilaritas mentis , es algo que la Iglesia suele relacionar, con especial predilección, con el ayuno y abstinencia, formas primigenias de toda ascética [1] . La estrecha relación entre ambas cosas viene ya de aquel mandamiento del Señor que nos transmite San Mateo y que la Iglesia nos recuerda cada año al comenzar la Cuaresma: «Cuando ayunéis, no aparezcáis tristes...» (Mt. 6, 16). San Agustín dice que no importa lo que uno coma ni la cantidad que consuma, mientras no se dañe al prójimo, con quien se convive, no se dañe el bien del interesado y no se atente contra la propia salud. Lo que importa saber es si se está fácilmente dispuesto a renunciar a ello con alegría del corazón, cuando la necesidad o el deber lo requieran [2] . El deber razonable de ayunar  Si la necesidad lo exige, no hay nada que comentar. Pero ¿por qué hay a veces un deber de ayunar? La respuesta a esta pregunta nos va a llevar al fondo mismo que

«El Principito» (fragmento)
ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY (1900-1944)

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Hoy, 1 de marzo,  «Decíamos ayer...» cumple un año de existencia. Hemos de agradecer, pues, a los pacientes lectores que han alentado la permanencia de este blog. Vaya entonces este lindísimo fragmento de «El Principito» dedicado a todos los visitantes amigos. XXI Y entonces apareció el zorro; –Buenos días –dijo el zorro. –Buenos días –respondió cortésmente el principito, a la vez que se volvió, pero no vio a nadie. –Estoy aquí –dijo la voz– al pie del manzano... –¿Quién eres? –dijo el principito–. Eres muy bonito... –Soy un zorro. –Ven a jugar conmigo –le propuso el principito–. ¡Me siento tan triste!... –No puedo jugar contigo –dijo el zorro–. No estoy domesticado. –¡Ah! Perdón –dijo el principito. Y añadió después de reflexionar: –¿Qué significa «domesticar»? –Tú no eres de aquí –dijo el zorro– ¿Qué buscas? –Busco a los hombres –dijo el principito–. Pero ¿qué significa «domesticar»? –Los hombres –dijo el zorro– poseen rifles y cazan. Eso es